EN MOMENTOS COMPLEJOS, COMUNICAR SENCILLO
17 de febrero de 2020
La pandemia por coronavirus obligó a nuestra industria a ponerse al servicio de resolver las necesidades de comunicación en aquellos espacios con presencia de público. El desconcierto mundial, las especulaciones y –particularmente– la sobreinformación, juegan en contra. Aquí es donde aparece una gran necesidad: ante tanto ruido en la comunicación, menos, es más.
Por Gabriel Celeste, especialista en señalética de espacios públicos.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Morón, con especialización en el diseño del espacio como recurso de comunicación.
Desde hace más de 20 años trabaja en el rubro ferroviario en distintas áreas de comunicación institucional, tanto internas como externas. Entre otros proyectos, ha desarrollado un sistema de señalética y mobiliario urbano que actualmente se encuentra instalado en más de 200 estaciones de Trenes Argentinos en el AMBA y el interior del país.
Superado un primer momento del aislamiento obligatorio a causa de la pandemia del coronavirus, varios rubros comerciales fueron retomando su actividad sin abandonar la necesidad de transmitir a propios y ajenos el concepto central del cuidado de la salud. En un contexto de pocas certezas acerca de la transmisión de esta enfermedad, la invisibilidad del virus, el diseño de los protocolos y las exigencias de su cumplimiento por parte de las autoridades sanitarias locales y nacionales que no siempre fueron coherentes, los mensajes debieron (y deben) ser comunicados de la manera más clara y efectiva posible, ofreciendo seguridad y confianza. Parece mucho para comunicar…
Menos, es más
No es la primera vez que nosotros, quienes trabajamos en lograr una comunicación efectiva —tanto desde la generación de contenido, como en el diseño gráfico e industrial de las piezas de señalética o de comunicación visual en general— nos enfrentamos al desafío de decir mucho, sabiendo que debemos ser certeros con pocos recursos de tiempo, espacio y materiales. Lo sabemos por varios motivos técnicos y prácticos: la multiplicación de mensajes; el tiempo disponible de atención del receptor —que se acorta cada vez más ante la megaoferta de información y de medios—; los recursos materiales y económicos que son finitos (¡en el sentido más amplio de la palabra!), entre otras limitantes, atentan contra la lectura y la comprensión. Esto es una certeza y es necesario ser muy cuidadosos para no generar el efecto opuesto al deseado: confundir y desinformar.
Claro, “menos es más” es una estrategia comunicativa bien sabida y defendida por los diseñadores gráficos ante los deseos de los clientes o emisores que necesitan contar todo lo mencionado anteriormente.
La confederación de las principales asociaciones e instituciones de gestión de Relaciones Públicas y Comunicación que representa a 280.000 profesionales y académicos de todo el mundo, la Global Alliance for Public Relations and Communication Management, analizó que en tiempos de COVID-19 donde el consumo de información ha aumentado extraordinariamente es importante que los mensajes provengan de fuentes oficiales, que sean realistas, basados en hechos, con un lenguaje sencillo, entre otras recomendaciones.
Transmitir mensajes tan solo a partir de figuras o formas básicas (en verdad aquí juega también la semiótica y la capacidad de exponer un signo o elemento, en lugar de otro más complejo de presentar) pareció ser una buena alternativa para un momento complejo que necesita una fácil comprensión.
Fuente: @tape_measures
Las cintas adhesivas, un clásico y eficiente recurso
Uno de los mensajes más importantes a transmitir fue —y sigue siendo, obviamente— mantener la distancia entre personas. Tarea sumamente difícil sobre todo si no existe una barrera física que nos indique cuánto debemos separarnos de las personas que nos rodean o si no hay una persona que lo ordene. Por este motivo, los primeros en intervenir sobre este tema, con creatividad y austeridad, empezaron a usar cinta adhesiva de colores para marcar indicaciones en el suelo, paredes o asientos que ayuden a guardar la distancia mínima con los demás.
Un círculo, una cruz, una flecha, una línea, la representación de unos pies, ya sea con una cinta adhesiva o vinilo impreso fue la solución. La simbología de esas cintas reemplaza con mucha sencillez los múltiplos mensajes que teníamos para decir: ayudanos, tenemos que separarnos, no sabemos dónde puede estar el virus, por favor, nos cuidamos a nosotros y a vos, podemos atenderte, necesitamos trabajar.
Fuente: @tape_measures
Los signos y su código de lectura
Un signo sencillo y conocido por todos, como una cruz o un círculo, es un objeto que está en lugar de otros objetos, en función a un cierto pacto de lectura o código establecido, incluso enriquecido con colores. El rojo representa aquello que está prohibido, el amarillo la precaución y el verde la aceptación. Esto es un signo universal.
Por supuesto que una representación exige una necesaria relación con la identidad del objeto que no está. Estos son los principales mensajes que formaron parte de la campaña de comunicación oficial del Ministerio de Salud de la Nación.
Estos pictogramas ya forman parte de un nuevo lenguaje que representarán (es decir, volverán a presentar) la realidad que estamos viviendo, comprensible en cualquier parte del mundo, debido al daño global causado por el coronavirus. Apelar a una representación a través de pictogramas o figuras estuvo inspirado en el propósito de conseguir decir todo lo que se desea expresar, a través de una forma de comunicación que sea universal y que conecte a personas de todo el mundo.
Como bien narraba Letreros digital en su último editorial, “…las condiciones externas no son la única arista del escenario del cambio en el que nos embarcamos. La realidad nos exige reinventarnos, ahora más que nunca, para lograr sobrevivir y desde CAIL creemos que esa reinvención también debe estar atravesada por la unión”. Vaya entonces este aporte desde la teoría para que en la práctica puedan resolverse las demandas de nuestros usuarios y clientes.